martes, 21 de agosto de 2012


Pensé en regalarte muchas cosas, muchas. Pensé en regalarte una flor, tal vez una rosa sin pétalos o una hojita de pasto. También pensé en regalarte un color, rojo, azul. Se me ocurrió, tal vez el cielo. El cielo fue una buena opción, pero seria muy egoísta de mi parte quitárselo al resto de las personas, aunque si lo hubiese vuelto a pensar, no lo habría dudado. ¿Una estrella tal vez? Pero, estoy segura que no hubieses podido guardarla, claro, es muy grande y vos, muy chiquita. La eternidad, no me alcanzo como regalo. Y si te hubiese regalado la vida, entonces no podría seguir haciéndote más regalos. Entonces te regalo mi poesía, que aunque sea poquito y sin valor, sale desde el fondo de mi corazón.

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